Nuestra Historia

No todas las primeras citas románticas incluyen una conversación sobre trabajar juntos, pero eso es básicamente cómo terminó la nuestra. Lo que simplemente era un sueño en nuestros años de solteros se convirtió en una realidad durante nuestro primer año de matrimonio.

Solo unos días después de caminar hacia el altar y decir "sí, acepto", nos mudamos a Honduras para trabajar en una organización cristiana ubicada en un pueblo rural. Sin agua caliente (y a veces sin agua en absoluto). Gallos cantando a todas horas de la noche. Enormes cucarachas despertándonos del dulce sueño. Fue toda una aventura.

Parte de esa aventura fue combinar nuestras habilidades y experiencia como psicoterapeuta (Nacho) y coach (Naomi), para ayudar a las personas a mejorar sus relaciones. Como co-terapeutas, trabajamos con individuos, parejas y familias con niños que estaban desesperados por un cambio. El trauma, el estrés, la ansiedad y la pobreza eran parte de sus historias. El abuso, el abandono y la adicción también. Pero ellos creían que la vida podía ser diferente. A medida que obtenían nuevas perspectivas y nuevas herramientas durante sus sesiones, daban pasos para resolver sus problemas y experimentar una vida más satisfactoria. Creemos que esto puede ser la realidad de todos, aún más cuando Dios está en nuestra mente.

Como creyentes, la perspectiva espiritual, particularmente el cristianismo, ha sido esencial en nuestro trabajo de psicoterapia y coaching. Sin embargo, siempre queremos mantener el respeto por la comodidad y preferencia del cliente al que atendemos. Debido a cómo están diseñados los seres humanos, incluso dejando de lado el elemento espiritual, hay beneficios al combinar la psicoterapia y el coaching, así como contar con una perspectiva masculina y femenina, para enfrentar los problemas y/o desafíos. ¿Por qué? El sabio Rey Salomón lo dijo bien: "Mejor dos que uno solo, pues tienen mejor recompensa por su trabajo" (Eclesiastés 4:9, RVA).

Soy Juan Ignacio, pero toda la vida me han llamado “Nacho” y creo, ya definitivamente, que me ha terminado gustando así: solo “Nacho”. En mis teenagers, una adolescencia algo convulsionada como la de muchos, siempre existió esa pasión por el “otro”, visualizándome a futuro en profesiones de servicio. Me enamoré del derecho, la justicia social, la expresión artística, el existencialismo en un contexto teológico y la psicología. Finalmente con la inmensa ayuda de los recortes y orientaciones de los papás, y reforzado por las circunstancias (siendo para mí, evidentemente providenciales) pudo más, finalmente, la psicología.

Ya como estudiante de psicología en la universidad, en la ciudad de Lima, Perú, más el primerizo ejercicio laboral en la comuna rural de María Pinto, entre Valparaíso y Santiago (Chile), me cautivó la psicología social. Allí pude tener la experiencia de hacer un trabajo mayormente preventivo, en lo que refiere a psicoeducación e intervenciones psicológicas para superar la pobreza y la violencia, en general. En esa dura y rica experiencia antropológica, ya con la ambición más madurada, no así en las ideas respecto de ella, me fui a España a estudiar psicología social. Allí continué el ejercicio laboral psicoeducativo en diferentes escuelas e institutos de la comuna de Madrid, abordando en la población infanto-juvenil: la prevención del consumo del tabaco; la prevención del consumo abusivo del alcohol; sexualidad y comportamiento sexual riesgoso. Esto, más la mayor adquisición de conocimientos específicos entorno a la psicología social (propios del programa del postgrado), me llenó el corazoncito. Sin embargo, haciendo un voluntariado en una ONG que atendía a inmigrantes (Madrid), trabajando procesos de duelo por el abandono de la familia y la cultura de origen (síndrome de Ulises), descubrí mi real pasión por la psicoterapia. Pero, no fue hasta estar trabajando en un colegio (Chile) como psicólogo y encargado del departamento de convivencia escolar, que tomó la suficiente fuerza la necesidad de formarme, definitivamente, como psicoterapeuta.

Juan Ignacio González

Atendiendo niños, adolescentes, sus padres y haciendo reuniones con familias, me di cuenta que me irritaba el sentirme con las “alas cortadas” por no poder intervenir directamente en situaciones altamente críticas que necesitaban atención y cuidado inmediato. Fue allí que finalmente decidí formarme como un psicoterapeuta desde la escuela sistémica relacional. Esto, porque ya con todo lo aprendido y la experiencia recogida a lo largo de mi ejercicio como psicólogo, reafirmé que las relaciones son vitales para todo ser humano. Los seres humanos somos seres sociales, contexto en el que nos definimos como personas y donde se centra nuestra vida, y nuestra felicidad.

Tal vez la pregunta cruzó por tu mente cuando viste mi apellido. Así que simplemente te lo diré. No, no estoy relacionada con un famoso cantante de apellido Jackson, aunque completé una licenciatura en música y soy cantante. Y en caso de que también te estés preguntando cómo pronunciar mi nombre, es ney-O-mi. Sin embargo, respondo con una sonrisa a variaciones de mi nombre.

Cuando me convertí en coach certificada (coach de vida), no estaba buscando ser una coach. Simplemente quería convertirme en una mejor conversadora. En ese momento de mi vida, trabajaba como directora de comunicaciones de una organización sin fines de lucro en Tennessee, Estados Unidos, ansiosa por un cambio de carrera. Sabía lo que quería hacer: ser preceptora de una residencia en una escuela secundaria, pero sentía que ese tipo de trabajo no estaba disponible para alguien como yo. Esos trabajos eran para trabajadores sociales, educadores y psicólogos, no para cantantes. Pero estaba tan cansada de sentirme atrapada, que una mañana desperté y le dije a Dios que no iba a seguir limitando lo que Él sí podía hacer posible. Empecé a buscar otro empleo.

Solo pasaron unas semanas antes de que me mudara a Arizona, Estados Unidos, para trabajar como una de las preceptoras en una escuela internado para jóvenes nativos americanos. Fue la oportunidad perfecta para poner en práctica mis habilidades de coaching. Mientras trabajaba con niñas de 6 a 18 años que venían de entornos de abuso, negligencia, adicciones, desafíos académicos y extrema pobreza, presencié el poder de los cambios de mentalidad. En mi tiempo libre, tomaba clientes de coaching: mamás abrumadas, adolescentes que luchaban con ansiedad, depresión o problemas de imagen corporal, o jóvenes que descubrían su futuro camino profesional.

Naomi Jackson de González

Aunque me he mudado nacional e internacionalmente varias veces desde mis años en Arizona, el coaching ha seguido siendo parte de mi vida. Lo que ya era gratificante se ha vuelto aún más enriquecedor al trabajar junto a Nacho. Somos muy bendecidos de tener la oportunidad de ayudar a las personas a mejorar sus relaciones.

Nuestra Metodología

Psicología Social

Entendemos al ser humano como un ser social. Dentro de su multidimensionalidad (ser físico-biológico, ser intelectual, ser espiritual y ser socio-emocional), nos focalizamos y le damos mayor atención a su dimensión social. Esto, a nosotros nos orienta a comprender y abordar los problemas que puedan plantearnos nuestros clientes, en un marco de mayor complejidad, donde entendemos que los prejuicios étnicos, el origen socioeconómico, el género, la cultura, etc. intervienen y afectan la existencia, y la construcción del hombre y la mujer.

Terapia Familiar Sistémica

Aunque esta escuela terapéutica cuenta con el sello de “familia”, no quiere decir que sólo esté centrada en tratar problemas familiares. Su foco de atención es la multiplicidad de sistemas en el que habita e interactúa el ser humano. Si bien es cierto, los patrones comunicacionales, estilos de relación y estructuras familiares son esenciales en su intervención, no deja de abordar temas como: traumas, psicopatologías, sentimientos de soledad, etc. que, evidentemente, siempre estarán insertas en un mundo sistémico.

Psicoterapia Humanista y Experiencial

Sin ser nuestra escuela formativa, hacemos uso del fundamento filosófico de la psicoterapia humanista-experiencial para trabajar en nuestros procesos psicoterapéuticos. Desde esta, damos suma importancia a la experiencia de la persona, entendida como única e irrepetible, y que crea significados de cada vivencia. A su vez, se la cree potencialmente capaz de lograr la superación de las experiencias difíciles, contando siempre con recursos y habilidades que facilitarán el cambio y el bienestar emocional.

Técnicas y Herramientas Psicodramáticas

Provisionalmente utilizadas, como método de diagnóstico y tratamiento.

Se busca el uso del espacio, el cuerpo, para conectar más fácilmente con la experiencia introspectiva, con la emoción profunda. Y desde ella, conseguir una mayor comprensión y otras perspectivas del problema.

Perspectiva Espiritual

Los conflictos existenciales, las ideas sobre la muerte, lo trascendental, el perdón y mucho más, son aspectos transversales en nuestros problemas. Entendemos que el hombre y la mujer son seres finitos, no tenemos el control sobre la vida ni sobre el tiempo, por lo tanto, la angustia frente a lo incierto de todo esto, es natural y esperable. Entonces, estaremos dispuestos en acompañarte no sólo como terapeuta-coach, sino como creyentes, desde esta perspectiva espiritual. Siempre respetando tus creencias y preferencias en sesión con nosotros.

Enfoque Relacional

El enfoque relacional busca comprender las problemáticas planteadas de las personas, en un marco circular. Es más importante identificar y entender la dinámica, y la ruta de la interacción, que la causa o el culpable. Desde esta perspectiva vemos el problema donde todos los implicados, de una u otra manera, influyen en él.

Coaching Cognitivo-Conductual

Nuestros pensamientos y creencias determinan nuestros sentimientos, y nuestros sentimientos impactan nuestro comportamiento. Cuando alineamos nuestros pensamientos y creencias con lo que es verdadero y beneficioso, podemos combatir más fácilmente comportamientos auto-destructivos.

Al adentrarnos en los matices de tu vida actual (los pensamientos, creencias, sentimientos y comportamientos que componen tu realidad actual), determinamos metas y los pasos de acción apropiados para ayudarte a moldear quién quieres ser en el futuro.

Una mejor salud mental y relaciones más satisfactorias están
al alcance.

Nuestra Capacitación

Juan Ignacio González
  • Licenciado en Psicología | Universidad Peruana Unión (Lima, Perú).

  • Diploma de Estudios Avanzados (siendo su homólogo un Master con orientación en tesis doctoral) en Psicología Social | Universidad Complutense de Madrid (Madrid, España).

  • Diplomado en Psicoterapia de pareja desde un enfoque sistémico relacional | Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, Chile).

  • Máster en Terapia Familiar Sistémica | Universidad Pontificia Comillas (Madrid, España)

  • Curso en “La terapia breve de resolución de problemas de Palo Alto: Aplicación en contextos no clínicos” | Universidad Pontificia Comillas (online).

  • Diploma del estudio “Health Evangelism Program" (remedios naturales; perspectiva espiritual y holística de la salud) | Wildwood Health Institute (Estado de Georgia, Estados Unidos).

Naomi Jackson
  • Licenciada en Arte Musical: con énfasis en la técnica vocal | Andrews University (Estado de Michigan, Estados Unidos).

  • Certificación en Coaching Cristiano | Life Breakthrough Coaching & Academy (online).

  • Curso en "Coaching cristiano con énfasis en salud mental" | Abide Network Coach Training (Estado de Florida, Estados Unidos).